Vladimir Romero: Con la cámara en el bolsillo

“Te vuelven las imágenes, te vuelven las imágenes y no las hiciste.” 

 

Vladimir Romero se mueve por los espacios públicos buscando el soplo particular que habla de lo que somos y de cómo somos, aprovechando su hábil capacidad para detener en una imagen el emerger de la diaria subsistencia.

Con esta exposición Vladimir comienza su etapa barcelonesa.

Vladimir Romero (La Habana, 1975) es lo que podríamos denominar un fotógrafo esponja en su búsqueda del aprendizaje incesante de las personas y el entorno que le rodea, y que revierte en el contenido su fotografía. No es un reflejo de su persona sino un impulso de convertir en fotografía historias que captan su atención desde la desnudez del blanco y negro. Vladimir trabaja la foto desde la artesanía analógica, no sólo como texturizador en sus imágenes sino por el placer del tiempo dedicado y del cariño del trabajo detalladamente acabado.

Lo urbano que se produce de manera espontánea sirve como materia prima de su obra que advierte el retrato de la sociedad. Vladimir se enfrenta a esta realidad casi como un ente externo, como un espectador de cine que enfoca la mirada en los detalles que componen una instantánea de un momento de alboroto.

Su introducción a la fotografía, por allá por el año 2000, se desarrolla en la Escuela Provincial de Fotografía de La Habana Vieja y posteriormente de prácticas en el Centro nacional de restauración conservación y museología documentando las restauraciones de pintura mural, piezas arqueológicas, etc., entre las que destacan las cartas de Ernest Hemingway recogidas en la finca La Vigía.

Con la idea de Hermes Pedroso se unió a la cooperativa HP5  junto a otros 5 fotógrafos con la idea de reflejar con imágenes la realidad de una época.

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