Esta serie de fotografías se inspira en las conversaciones con mi padre. Él forma parte de una generación que ha vivido la revolución socialista cubana desde sus inicios (1959), y dentro de ésta se formó y ha trabajado como arquitecto, hasta la actualidad. Durante la segunda mitad de los años 80 y principios de los 90, proyectó y diseñó edificios para el sistema de autoconstrucción, conocido como “Microbrigadas” trabajando en proyectos y a pie de obra junto a obreros, maestros o habitantes de ciudadelas. Estas edificaciones estaban destinadas a resolver el problema habitacional de millones de estas personas y para ello, se organizó el apoyo material estatal y una movilización popular inusitada para aquel entonces. La generación de creadores, de la cual mi padre formaba parte, se esforzó, no sólo en ofrecer respuestas constructivas y técnicas, sino también en crear espacios que engrandecieran la vida espiritual de quienes las ocuparían. Sin embargo, el idealismo juvenil que los caracterizó, no escapó al inmovilismo y las tendencias conservadoras que decidían los procesos, de tal manera, que la propia sinergia del sistema, censurando, ideologizando o violando lo establecido por ellos mismos, dio al traste con el sueño de prosperidad social, que el propio sistema ofrecía a las masas. Mediante la utilización de imágenes de archivo, planos originales, publicaciones de la época y fotografías actuales, realizo un recorrido desde los inicios del segundo proceso de las Microbrigad as (en los años 80), los p royectos de aquel entonces, su desvanecimiento y abandono, así como el estado de deterioro progresivo que han sufrido las edificaciones hasta el año 2019, considerando esta situación como una metáfora del destino actual del proceso revolucionario. Cotejar pasado y presente se comportará en un documento del por qué hoy el ideal es utopía.